Orixás

Orixás

sábado, 19 de febrero de 2011

El origen de la manzana

Un hermoso día, estando de pie con sus tres esposas, Xangó le ordenó a Oya (Yansa ) que fuera a buscar y solicitara para él el talismán de Bariba. Oya , a pesar de las protestas, se vio obligada a ir y obedecerle.
Inmersa en un desierto desconocido, donde se enfrento a guerreros y seres extraños, quedando muy dolorida y con heridas , Oya decidió descansar en un claro, donde fue interrogada por un extraño anciano , mientras se recuperaba de las lesiones y se alimentaba de frutas pequeñas que estaban en las ramas más altas de los arboles . El anciano le pidió un poco de fruta, porque se encontraba muerto de hambre. Había muy poca fruta en el árbol, ya que era viejo y pequeño y curvo, lo que significa que las condiciones de proporcionárselas eran escasas. Sin embargo, Oya compartió con él lo poco que había, de repente , se rompió la noche que estaba muy oscura transformándose en una hermosa puesta de sol , gracias a la amabilidad de Oya, este anciano le sano las heridas y pudo alimentarse de frutas extraídas de árboles frutales que estaban ahora por todos los lugares . Y más aún los pequeños frutos rojos que compartían, el anciano los quintuplicó cinco veces su tamaño.
Recién ahora allí había nacido, la manzana. El viejo no era más que un caso extraño de una manifestación de Olorun Señor del Infinito. Emocionada Oya , lloró y se convirtió en Yansa seguidamente fue a Bariba, derrotando a los enemigos, tomó el amuleto y se lo presentó a su marido Xango , que incluso le dio las gracias. Al llevar este amuleto alrededor del cuello, le dio el poder de escupir fuego cada vez que quería.

Fundación de la ciudad de Bahía

 La ciudad de San Salvador de Bahía, fué fundada con intención de ser capital de un imperio desde el comienzo...
Cuando Caramuru viajó a Europa con su esposa Catarina (Paraguaçu) recorrieron Francia, España y Portugal.
En Francia, Catarina y Caramuru se casaron y la ceremonia religiosa contó con la presencia de un joven, que daría su vida porque Bahía fuera fundada..., claro que entonces, no lo sabía.
Ese joven, sería el primer obispo bahiano, PedHeraldica, Escudo de Bahíaro Fernandes Sardinha.
El mismo que convencería al Rey Juan III de Portugal, para que se adelantara a franceses, ingleses y holandeses que habían visto las conveniencias económicas de aquellas tierras vírgenes, en las que Diego Caramuru hacía veinte años que conocía y disfrutaba en la compañía de los tupinambá.
Alertado el rey Don Juan III, envió una expedición, (como era costumbre) en 1548, para ver si las riquezas eran tales.

Escudo de Bahía de Todos os Santos

Convencido que fué, ordenó a Thomé de Sousa que fundara la Ciudad de Salvador, con todo y escudo, en 1549.

Partieron para América, soldados, arquitectos, albañiles, pintores, animales de tiro y de granja, cocineros, damas y caballeros, en fin, todos los integrantes de la Capital de un Imperio.
Salvador de Bahía no fué una pequeña aldea devenida con el tiempo en una populosa ciudad, no señor; fué creada imperial desde su nacimiento el 29 de marzo de 1549.
A modo de chisme, les diré que el escudo de armas de Bahía lleva una paloma en su centro.
Esa fué la Paloma que retornó al Arca de Noé, llevando una rama de olivo en su pico.
No sé si alcanzan a interpretar su significado...

Combate de Bahía de Todos los Santos-Brasil-1625

El día nueve de mayo del año de 1624 una flota compuesta por treinta y cinco buques, con tres mil hombres de infantería al mando del almirante Jacob Willekens, pertenecientes a la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales, penetró en la Bahía de Todos los Santos atacando a la ciudad de San Salvador siendo saqueada y tomada, por ser el enclave más importante del comercio de azúcar portugués.
Al llegar la noticia a la Corte, se toma la decisión de nombrarlo Capitán General de Mar y Tierra de las fuerzas que son destinadas para su reconquista.
Para llevar a buen término la misión encomendada, da la orden de reunirse todas las fuerzas navales disponibles, a la cabeza su escuadra del Océano y la dependiente de ella del Estrecho al mando de don Juan Fajardo de Guevara, la de Vizcaya al mando de don Martín de Vallecilla, la de Cuatro Villas al mando de don Francisco de Acebedo, la de los galeones de Nápoles al mando de don Francisco de Ribera, que en un principio iba a formar parte de la expedición, pero por orden de don Fadrique se quedó en aguas de la Península para no dejarla desguarnecida.
A pesar de las prisas para reunir lo antes posible a tan gran escuadra, no pudo zarpar de la bahía de Cádiz hasta el día catorce de enero del año de 1625, arribando el día cuatro de febrero a las islas de Cabo Verde donde se le unió la escuadra de Portugal, que estaba al mando de don Manuel Meneses, el cual había perdido el galeón Concepción por un reciente temporal, terminando por ser un total cincuenta y dos buques bien artillados y bien dotados de tripulantes, además de llevar embarcados a cinco Tercios de Infantería española, sumando un total de doce mil hombres.
Las escuadras zarparon de las islas de Cabo Verde el día once de febrero, arribando por fin a San Salvador el veintinueve de marzo.
Al llegar a la altura de la entrada de la bahía de Todos los Santos, don Fadrique ordenó empavesar a todos los galeones y según nos relata Juan de Valencia: «. . tiró pieza D. Fadrique de Toledo, y con grande alborozo, armas en mano, lista y a punto entró la Armada dentro de la bahía, adornada de sus estandarte, flámulas y gallardetes, y la Real y Almiranta Real y Capitana de Portugal, con sus estandartes reales de damasco de la advocación de la Virgen Santísima »
Para impedir la salida de ninguno de lo enemigos, ordenó desplegarse en formación creciente, de forma que la primera línea era de varios galeones y en la última solo habían dos, pero de estos al estar ocultos por el bosque de árboles de los buques españoles que iban delante, se comenzó a desembarcar tropas, consiguiendo en poco tiempo poner en tierra a unos cuatro mil infantes.
Lo curioso de los holandeses, es que era tal la magnitud de la escuadra, que no llegaban a distinguir las banderas y flámulas, por lo que pensaron que eran sus refuerzos.
Las fuerzas desembarcadas pusieron sitio a la plaza, con el acostumbrado saber de los españoles se comenzó rápidamente a zapar el terreno con grandes trincheras, mientras la artillería de sitio hacía su trabajo y los mosqueteros protegían a los zapadores, los cuales consiguieron llegar al pie de la muralla, éste logro a pesar de sus fuegos ya les indicó a los holandeses que solo era cuestión de unos días para ser atacados de firme.
Con esta posición de ventaja, don Fadrique les envió un emisario con un pacto de rendición por el cual no salían muy mal parados y sospesando la situación aceptaron la capitulación siendo el día uno de mayo del año de 1625.
Los holandeses durante este mes de combates no estuvieron ociosos, pues muy prácticos con los brulotes estuvieron utilizando los buques que sabían que ya no tenían salvación y fueron lanzados como a tales contra la escuadra española, solo que los capitanes ya muy diestros en esta práctica consiguieron desviarlos todos y ninguno hizo el menor daño.
Cuando ya desalojaron la fortaleza los holandeses y entraron los españoles, se contaron a mil novecientos doce prisioneros, se capturaron dieciocho banderas, se encontraron con mercancías valoradas en trescientos mil ducados, otros siete mil doscientos marcos en plata, seiscientos esclavos negros y doscientas sesenta piezas de artillería con quinientos quintales de pólvora, a lo que se sumó que aún pudieron hacerse con seis de sus galeones, pues el resto estaba hundido o quemado y todo esto conseguido, sin que los españoles perdieran ningún buque, solo el de la tormenta.
Los holandeses que sabían que era pariente del Gran Duque de Alba III, no sabían muy bien si las promesas hechas en papel las iba a respetar, pero como mejor muestra de ello, dejamos al pastor calvinista Henoc Estartenius que nos lo diga: « Él ha sido el primero de su familia que durante nuestras guerras fue benemérito de los holandeses »
Al llegar la noticia a Holanda de haber zarpado la escuadra española, la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales decidió ponerse a trabajar rápido para alistar una nueva armada, consiguiendo juntar otra compuesta de treinta y tres naves para acudir lo antes posible en socorro de la que ya había tomado San Salvador.
Recuperación de Bahía, por Juan Bautista Maímo (1634-1635) Museo del Prado. Madrid.
Enterado don Fadrique de la llegada de los holandeses, celebró un consejo con sus generales y capitanes para tomar las oportunas medidas de defensa pertinentes. En él se decidió mantenerse dentro de la bahía de Todos los Santos a esperar la llegada de los holandeses.
El día veintidós de mayo la flota holandesa arribaba a la boca de la bahía. En previsión de ser sorprendidos enviaron a dos buques rápidos de aviso, para que evaluaran la situación y aquí es donde se cometió parte del error táctico, ya que estos buques fueron apresados por los españoles, lo que alertó a los holandeses y les hizo tomar más precauciones.
Siguiendo el plan trazado don Fadrique ordenó, asegurar a los prisioneros en cinco urcas siendo fondeadas bajo el fuego de los castillos y a seis de sus buques que ganaran barlovento, mientras el resto de la escuadra estaba a sotavento, por lo que si estos primeros simulaban salir huyendo dándoles las popas, la escuadra holandesa entraría confiada siendo entonces cuando caerían en la trampa de verse atacados por ambos costados, lo que ya casi aseguraba la victoria.
Los galeones cumplieron su misión, pero los holandeses quienes venían formados en dos largas líneas, al ver lo fácil de la maniobra no les siguieron por desconfianza y lo peor fue, que al estar en la bocana de entrada divisaron en el fuerte de San Salvador las banderas y gallardetes del rey de España, cayendo definitivamente en la cuenta de que era una trampa, por lo que viraron y salieron rápidamente.
En la escuadra holandesa ya se habían declarado los primero casos de escorbuto, por lo que apremiaba arribar a algún punto para reabastecerse y muy rápidamente, por ello pusieron proa a la bahía de la Traición, pero como eran seguidos desde lejos por los avisos de la escuadra española, se comunicó inmediatamente a los Gobernadores de Pernambuco y Parayva, quienes organizaron inmediatamente una fuerza que por tierra se puso en camino a éste lugar, a lo que se sumó que don Fadrique quería acabar con ellos, por lo que la escuadra zarpó en su persecución, así se vieron atacados por tierra y al mismo tiempo avistando las velas españolas, lo que les decidió a abandonar el lugar y zarpar en franca huída con rumbo a mar abierto.
A lo largo de toda esta campaña los españoles, sólo perdieron un buque.
Para cerciorarse de que no regresaban, envío al más rápido de sus galeones para que durante unos días los mantuviera bajo vigilancia a distancia observando el rumbo de la escuadra holandesa, confirmando que el mantenido ya les llevaba de vuelta a su país, regresó para comunicar la buena nueva, por lo que ya don Fadrique en la confianza de no ver en peligro de nuevo a San Salvador, decidió terminar las obras de refuerzo de la fortaleza, disponiendo la instalación de parte de la artillería apresada a los holandeses para aumentar su capacidad de fuego y dejando asegurada la plaza con varias compañías de infantería. Se dio por satisfecho y dio orden de prepararse para regresar a la Península.

lunes, 14 de febrero de 2011

Uno de yapa!

SHANGÓ CONOCE A SU MADRE

Yemanjá
Corriendo una de sus múltiples aventuras, Shangó llegó a un pueblo donde reinaba una mujer. El hechizo que ejerció sobre el dueño del trueno no se hizo esperar, por lo que comenzó a cortejarla de inmediato.
A los pocos días, en un güemilere, el orisha, que no perdía ni pie ni pisada a la hermosa soberana, le insistió para que lo llevara a su palacio.
–Ves ese azul allá lejos –dijo la mujer señalándole para el mar–, es mi casa.
Shangó accedió a acompañarla y ambos caminaron hasta la playa donde la mujer lo invitó a montar en su bote. Comenzó a remar y la embarcación se alejó rápidamente de la orilla.
–Ya no se ve la costa –dijo Shangó algo asustado.
Ella se tiró al agua y una enorme ola viró el bote. Shangó, desesperado, se aferraba a la embarcación mientras profería gritos de terror.
–Te voy a ayudar –dijo la reina al volver a la superficie–, pero tienes que respetar a tu iyá.
–Yo no sabía que usted era mi madre –respondió Shangó–, kofiadenu iyá.
–Obatalá te trajo al mundo pero yo fui quien te crió –dijo Yemayá, la hermosa reina que Shangó no había podido identificar.

A pedido del público

LA CONSPIRACIÓN DE LOS ORISHAS

En una ocasión se reunieron los orishas y acordaron: “Vamos a quitarle el poder a Olofin porque ya está muy viejo y no puede mandar.”
Pero Olofin era temible y nadie se atrevía a desafiarlo. Uno de ellos tuvo la idea de darle un susto mortal.
“Se muere de miedo cuando ve un ekuté”, dijo. “Si le llenamos la casa de ratones, huirá y nosotros seremos los dueños del mundo.”
El plan fue aprobado, pero olvidaron que Eleguá estaba detrás de la puerta y lo había oído todo.
Eleguá fue para la casa de Olofin y se escondió. Después llegaron los orishas y lanzaron ratones dentro del ilé. Olofin, temeroso, gritó al verlos: “Los ratones me van a hacer daño.” Y corrió hacia la puerta para huir. Pero delante de él iba Eleguá diciendo: “Párese, Babá, que ningún ratón le hará daño.” 
Al mismo tiempo que gritaba, se los iba comiendo.
Eleguá se comió todos los ratones y Olofin, lleno de furia, castigó a los conspiradores. Entonces le preguntó a Eleguá: “¿Qué puedo hacer por ti?” “Concédame el derecho de hacer lo que me venga en gana”, le respondió.
Desde entonces Eleguá es el único que puede hacer lo que mejor le convenga.

lunes, 7 de febrero de 2011

Terreiros históricos


Casa Branca do Engenho Velho
 Localizada en la  Avenida Vasco da Gama, nº 463, en Salvador, o Ilê Axé Iyá Nassó Oká – terreiro de candomblé conocido como Casa Branca do Engenho Velho- pertenece al patrimonio artístico y cultural de la ciudad de Bahia; fue valuado en  R$ 19,9 mil reales.
Luego de su puesta en valor y restauración, esta Casa de Oxossi brillará como en los viejos tiempos!
 

domingo, 6 de febrero de 2011

De Bahía a buenos Aires...


quite del extremo pequeño y vaciado de la calabaza
Este es el viaje de una calabaza, desde el Mercado Sao Joaquim hasta mi casa.
Esta calabaza, dejó de serlo, para transformarse en un instrumento musical, más precisamente un Chekeré.

Primero, hube de conectarme con luthier de instrumentos africanos para que me explicaran cómo hacerlo!
Luego, me puse en campaña para conseguir las cuentas y el hilo.
Cuando tuve todos los materiales, (les cuento que me llevó mucho tiempo) me puse a trabajar!
Serruchar el extremo menor de la calabaza, quitar las semillas, vaciar la calabaza, lijar el borde...

Semillas de Calabaza

Les diré que cuando uno abre la calabaza puede oler a "pan".
El tejido que contiene la calabaza en su interior está seco y parece aserrín, o miga de pan.
En él, algunas semillas están suspendidas como en una tela de araña y otras, ya se despegaron y están sueltas, por eso cuando agitamos el fruto, suena algo en su interior.







trenza en el cuello con las cuerdas para enhebrar las cuentas

Bien, una vez que el interior está vacío y el borde
 lijado, hay que comenzar a tejer una trenza,
 que anudé alrededor del cuello de la calabaza, 
en el cuál hay que ir enlazando las siguientes cuerdas,  cada tantos centímetros,
 para luego enhebrar las cuentas de colores.


El trenzado y el enhebrado de las cuerdas y las cuentas, es muy personal.
Tuve bastante tiempo (como les dije antes) para decidir cómo iba a hacerlo.
Además, estaba aprendiendo, (sigo haciéndolo) de modo que hube que hacer y deshacer, hasta que más o menos fuí encontrando lo que quería lograr.

Primer intento terminado

Y digo más o menos, porque cuando lo terminé, no me gustó, lo deshice y empecé otra vez!











Chekeré final terminado
 Claro que ahora, ya tenía una pequeña experiencia encima, de modo que me senté y luego de cuatro horas (continuadas) apareció este trabajo final.

No sé que opinarán ustedes pero, a mí me gusta!
Y bueno, esto quería compartir.
Me gusta pensar, que el viaje desde el mercado a mi casa le haya gustado, junto con su transformación!! (como no puedo preguntárselo) pues, asumo que cada vez que ajita su cuerpo baila de alegría!!!

miércoles, 2 de febrero de 2011

2 de Febrero - Fiesta e Yemanjá

 En el calendario de las fiestas populares de Bahía, toman relieve especial las del ciclo del mar.
Erguida en una península, cercada de mar, tierra de pescadores, paisaje de barcos de vela, Bahía tiene una reina: Yemanjá, la señora de las aguas, poderoso orixá del candomblé, sirena de cinco nombres: Doña Janaína, Ynaé, Yá, Rainha de Aioká.
Ella reina sobre ese imperio de las aguas, del mar, de los lagos y los ríos, dirige los vientos, desata temporales.
Madre y esposa de los pescadores, su amor supremo, su deseo imposible.
"Es dulce morir en el mar, en las olas verdes del mar", cantan los capitanes de los saveiros, pensando en Doña Janaína de largos cabellos perfumados y ojos de naufragio.
Vino del Africa a la Bahía de Todos os Santos en la cubierta de los barcos de esclavos, entre los gemidos de los negros.

Aquí estableció para siempre su morada. Sus múltiples moradas, pues vive en diferentes lugares del mar bahiano: en las ruinas del Forte de Gamboa, en Río Vermelho, en la Barra -en su vieja fuente en medio de las piedras de la playa- en Monte Serrat, al pie del fuerte, en Itapua, en el Dique, en Pituba y en Itaparica.
Donde haya un pescador o un marinero allí estará con su amor y su seducción.
Dos fiestas marítimas se destacan en el ciclo de Yemanjá. La primera es la procesión de Nosso Senhor Bom Jesus dos Navegantes, el día 1º de enero. En ella predominan los signos católicos, en el sincretismo religioso de Bahía.
La segunda, es la procesión de Yemanjá, en Rio Vermelho, donde predominan los elementos fetichistas.
Los pescadores cantan:

                       "me voy a tomar mi jangadita
                          me voy a navegar..."

Los poderes de Yemanjá son grandes y sus hijos e hijas, la gente del mar, viven trayéndole regalos, cumpliendo sus obligaciones.
Los sábados, día de Janaína, jabones y peines, frascos de perfume y cartas con pedidos, son depositados en las aguas donde descansa: en el Dique, flores, en Monte Serrat, velas encendidas en las rocas y en las playas.
Pero su gran fiesta, la mayor de todas, la más solemne y bella, es el 2 de febrero, en Río Vermelho.
Es el día de los regalos de los pescadores a su reina.
La gente del mar y de las casas de santo, se reúne en el Largo de Sant'Ana, donde la pequeña iglesia, tan simple, tan blanca, participa de la ceremonia animista.
La fiesta, la realidad, comienza una semana antes, durante la cual, en el Largo con puestos y luces, la multitud desfila, baila, canta, bebe, come y ama.
En el misterio de las noches y de la distancia, roncan los atabaques, ya próximos, ya casi inaudibles.
La música de dioses primitivos se incorpora a la atmósfera del largo; y cada noche, el movimiento aumenta.
Por fin, llega el 2 de febrero, "Día de fiesta en el mar" como dice el trovador:

      "Quiero ser el primero en alabar a Yemanjá"

Los atabaques, ahora, roncan allí mismo, en la punta de la tierra que penetra en el agua, rasgando el océano, allí, los pescadores construyeron la casa-do-peso que también es el peji ..de Yemanjá.

De todas partes, desde la madrugada, desembocan allí las hijas de santo con sus trajes y collares rituales, cada una trae un regalo.
A la cabeza del pueblo los obás y los ogás: el maestro Carybé, Dorival Caymmi, Flaviano, jefe de los pescadores, Manuel Bomfim, escultor vecino del peji, el pintor Licídio Lopes y Mario Portugal, exportador de tabaco y ogá del candomblé de Mirinha do Portao.
Los regalos son cortes de género, cajas de jabón y de polvo, peines, metros de cinta, anillos, frascos de perfume, chinelas, aros, todo lo que corresponde a la belleza de una mujer, pues Janaína es vanidosa.
Las esposas de los pescadores, de los capitanes de los saveiros, de los hombres de mar, las que viven con el miedo de la espera cada vez que salen las jangadas y las canoas, además de regalos traen cartas, donde escriben sus pedidos, ruegan por la vida de sus hombres, por un mar de peces y de bonanza.
Para que Ynaê no ponga sobre sus maridos los ojos de su deseo y no desate tempestades. Porque Janaína elige cada año sus amados, aquellos con los cuáles partirá hacia su fiesta de amor, para las nupcias de naufragio en las tierras de Aioká.
Infinitos ramos de flores son llevados al peji; los jardines de la ciudad, tanto pobres como ricos, se desnudaron para que todas las rosas de ese día sean para la Sirena, para la fiel Mae d'Âgua.
El canto se eleva al ritmo de los atabaques:

                               "Viva la Reina del Mar
                                 Ynaê
                                 Princesa de Aioké
                                 Ynaê oh
                                 Viva la Reina del Mar"

En el largo, bailan con la animación de pequeñas orquestas. Es una fiesta extremadamente alegre, como, todo lo demás, lo son todas las fiestas del ritual afro-bahiano en las cuales los dioses confraternizan con los hombres y bailan y cantan con sus hijos.
No hay tristeza en la religión de los bahianos, la tristeza es cosa de blancos; en cuanto a nosotros, pueblo mestizo, heredamos la alegría del negro.

En el peji, un pez de madera, enorme, contiene el regalo nupcial traído por la colonia de pescadores.
En grandes cestos, se van amontonando las otras ofrendas, centenares de dádivas, algunas de precio, la mayoría, sólo recuerdos simples y baratos, pues el pueblo es pobre, inmensamente pobre.
Sólo son ricos en alegría, en disposición para vivir, ricos, también, en gentileza y gracia.
Las casas de la vecindad se llenan de gente conocida proveniente de todas partes de la ciudad.
La bella y fraterna casa de Tiburcio Barreiros, en la Ladeira do Papagaio, con una admirable vista sobre la fiesta, recibe con hidalguía bahiana a amigos y parientes.
A la media tarde, los regalos se llevan hasta un saveiro, después de dar una vuelta por el Largo de Sant'Ana en medio de los cánticos y el roncar de los atabaques de babalorishás y iyalorishás, babalaos y ogás encabezan el cortejo, seguidos por las hijas de Yemanjá, con sus cuentas transparentes como gotas de agua.
Después, vienen los marineros, los pescadores, una multitud.
La multitud va hacia la playa, delante de todos el pez de madera y los cestos con los regalos.
El saveiro donde se los deposita, toma el comando de las embarcaciones.
Jangadas de todos los tamaños, saveiros, barcos, lanchas, canoas. Barcos de la Companhía de Navegacao Bahiana, yates embanderados...
Cortan las aguas, enfrentan las olas, mar adentro, hasta donde Ynaé se encuentra cercada de peces, vestida de ostras y de algas.
Le ofrecen los regalos y forman un gran círculo alrededor, con los saveiros, las jangadas y las canoas.
Hombres y mujeres aguardan atentos la decisión de Janaína.
También en el largo la multitud hace silencio.
Aceptará los regalos?
Si los acepta, este será un año de abundancia y buena pesca, pero sinó... si los desprecia, habrá tormentas, tempestad y hambre.
De pronto, el clamor irrumpe en los saveiros y las madres de santo empiezan el canto de alegría: Doña Janaína, está recogiendo los regalos en sus cabellos verdes, en sus brazos de coral...
Desde la ribera, responden las aclamaciones y el baile recomienza y las palmas, el samba da roda, la rueda de la capoeira.
Orixá de Candomblé o Santo de Iglesia, todo es igual en devoción y en la alegría del pueblo.
Quién tuviera la gracia de asistir a la fiesta del dos de febrero en Río Vermelho, no lo olvidará jamás!

Textos de "Jorge Amado"

Efectivamente, el autor habla con la verdad y yo, que tuve la gracia de estar presente, a través de los años pude comprobar que lo dicho es cierto.

Las fotos que verán, corresponden a ese día, y fueron tomadas por mí en el año 2010.
A medida que lean el relato, podrán ver que las fotos no mienten.
Una vez más, afirmo, que si algo tiene el pueblo de Bahía, es tradición!

Marita

Un pueblo que preserva su cultura