Orixás

Orixás

martes, 12 de junio de 2012

Oxum Orê Yeyê ô!

Oxum era muy bonita, vanidosa y delicada; como son generalmente las bellas mujeres.
Ella gustaba de telas vistosas y sobre todo una gran pasión por las joyas de cobre.
Antiguamente, ese metal era muy apreciado en la tierra de los iorubas.
Sólo una mujer elegante poseía joyas de cobre.
Oxum, era cliente de los comerciantes de cobre.

Omiro wanran wanran wanran omi ro!
El agua corre haciendo el sonido de los brazaletes de Oxum!

Oxum, lavaba sus joyas, antes de lavar a sus hijos.
Pero, tenía la reputación de ser una buena madre y atender las súplicas de las mujeres que deseaban tener hijos.
Oxum, fue la segunda mujer de Xangó.
La primera se llamaba Oiá-Yansá y la tercera Obá.
Oxum tiene un humor caprichoso y mutable.
Algunos días, sus aguas corren apacibles y calmas, ellas se deslizan con gracia, frescas y limpias entre márgenes cubiertas de verde vegetación.
Numerosos vados, permiten atravesar de un lado a otro.
Otras veces, sus aguas tumultuosas pasan atronadoras, llenas de remolinos, inundando campos y florestas.
Nadie puede atravesar de una margen a otra, no hay comunicación, Oxum, no permitiría tan osadía!
Cuando ella está furiosa, destruye las canoas que se atreven atravesar el río.
Olowu, el rey de Owu, iba a la guerra seguido de su ejército.
Infelizmente, debía cruzar el río, en un día que estaba enfurecido.
Olowu hizo a Oxum una promesa solemne, pero mal formulada.
El declaró: - si Usted baja el nivel de sus aguas, para que yo pueda atravesarlas y seguir hacia la guerra, le prometo a nkan rere (esto quiere decir cosas buenas)
Oxum, entendió que le ofrecía a su esposa: Nkan, hija del rey Ibadan, hizo descender las aguas y Olowu pudo continuar su expedición.
Cuando regresó, tiempo después, victorioso y con riquezas suficientes, nuevamente encontró a Oxum, de mal humor.
El río, estaba turbulento y con sus aguas agitadas.
Olowu, ofrendó - como había prometido - toda suerte de regalos pero, Oxum los devolvió a la orilla.
Era Nkan, la mujer de Olowu, lo que Ella exigía y Olowu, no tuvo mas remedio que entregar a su esposa a la diosa del Río.
Nkan, estaba embarazada y tuvo a su criatura en el fondo del río.
Oxum, devolvió al recién nacido diciendo: Fué Nkan, quien me fuera prometida, no la criatura. Tómela!
Las aguas bajaron y Olowu, volvió tristemente a su tierra.
El rey de Ibadan, sabiendo el triste fin de su hija, declaró indignado: -No fué para ofrenda a ningún río, que yo te la dí como esposa! y así diciendo se peleó con su yerno y lo expulsó de aquél país.

Un pueblo que preserva su cultura