Orixás

Orixás

viernes, 5 de octubre de 2012

Ciclo de Cine, en el Museo Etnográfico


Museo Etnográfico
Ciclo de cine Espejos y Espejismos: Últimas funciones

SÁBADO 6 DE OCTUBRE, 16.30 HS.
EL BATALETT – FEMMES DE LA MEDINA, Dalila Ennadre, Marruecos, 2002, 60 min.
Dentro de las paredes de sus apartamentos en la antigua Medina de Casablanca, una comunidad de mujeres marroquíes cocinan, limpian, cuidan a sus familias y se ayudan mutuamente. Con sus manos en la masa, en el jabón mientras lavan la ropa, mientras hacen las tareas de la casa, en el mercado, en el “hammam”, entre risas y lágrimas (“Somos amas de casa, nada más… ¿nuestro deporte? ¡Limpiar la casa!”), estas mujeres valientes, orgullosas de su papel, hablan lúcidamente, pero sin autocompasión sobre sus vidas. Muestran una vitalidad, curiosidad por la vida, y solidaridad sorprendentes. Quizás estas amas de casas orgullosas de sus hogares no sepan leer, pero saben exactamente lo que podría mejorar sus vidas: la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, un futuro mejor para sus hijos, para que no tengan que emigrar con el objetivo de mantener a sus familias. Las vidas cotidianas de estas heroínas (“batalett”) irradian esperanza y en ellas se percibe la posibilidad de cambio.
DOMINGO 7 DE OCTUBRE, 16:30 HS.
LA CARAVANNE DE MÉ AÏSHA, Dalila Ennadre, Marruecos, 2002, 50 min.
Este documental cuenta la vida de una anciana, Aïcha Messaoud, originaria de Mauritania, que paso toda su vida en el seno de una ilustre familia nómada, la del Cheik Ma-el-Aïnïne. Actualmente vive en Tata, un pequeño pueblo marroquí, al norte de Sahara Occidental. La realizadora parte a la búsqueda de las huellas de la memoria de su heroína. De etapa en etapa, a través de miles de kilómetros en el desierto, va encontrando a los descendientes del Cheik.





Buscanos en Facebook
www.facebook.com/Museo.Etnografico.J.B.Ambrosetti
Seguinos en Twitter
twitter.com/@EtnoBA

martes, 2 de octubre de 2012

El pataki de hoy: Olofin - Odudua crea el mundo, en lugar de Oxalá.

Olodumaré, el dios supremo, residía en el más allá. El más allá de un mundo que aún no existía.
Vivía rodeado de seiscientos imalés, las divinidades creadas por El.
Doscientos permanecían a su derecha y cuatrocientos a su izquierda.
De los primeros, hablaremos poco.
Eran malos, orgullosos, desleales y mentirosos; discutían y luchaban sin parar.
Olodumaré no tenía un minuto de descanso.
En un instante de impaciencia y de cólera, devolvió a la nada a todos los imalés de la derecha.
A todos, menos a Ogum.

             Ogum, valiente guerrero
              El hombre de los músculos de acero,
              que teniendo agua en casa, se lava con sangre!

Lo colocó como guía de los cuatrocientos imalés que estaban a su izquierda.
En un día de ese pasado antiquísimo, Olodumaré, los convoco y dijo:
-Voy a crear otro lugar. Un lugar que será para ustedes.
- Ustedes entonces, serán numerosos.
- Cada uno será un jefe y tendrá un lugar para sí.
- Cada uno tendrá su poder y su trabajo propios.

Les dio todo lo que necesitaban y todo lo que les prometiera.
Olodumaré, reunió a los cuatrocientos y un imalés en un sólo lugar.
Orunmilá Eleri-Ipin, el testimonio del  destino se mantenía a su lado.
Todos los imalés, debían pedir la palabra y Orunmilá les mostraría el camino a seguir.
El primero para responder fue Obatalá, el rey del paño blanco, llamado también Oxalá, el Gran Orixá.
El es la segunda persona de Olodumaré.
El fue al que Olodumaré encargó crear el mundo, a él le dio los poderes del (abá e axé) del mundo, y por esa razón es saludado con la expresión "Alabalaxé"
Obatalá, los examina: coloca uno debajo de un sombrero y otro dentro de un saco - el saco de la creación - que Olodumaré le confió.
Antes de partir, fue a ver a Orunmilá para pedir su consejo y seguir la recomendación de lo que debería hacer.
Orunmilá le dijo: - Olodumaré le confió la creación de otro lugar.
                            - Haga una ofrenda para ser capaz de realizarla y para que la realice con perfección.
Obatalá, que es muy obstinado, respondió: - Oh! Orunmilá!!!
- La misión que tienes, te la dimos nosotros antes de que fueras creado! Olodumaré y yo, Oxalá!
- Olodumaré, que es el dios supremo, me envía en una misión a mi, su segunda persona!
- Tu ahora me dices que yo tengo que hacer una ofrenda para realizar mi trabajo con éxito!
- Qué pasará si no hago ofrendas? - Ofrendas para la misión que voy a realizar?
- Yo, el portador del poder, alabalaxé!
- Pero porqué? qué necesidad hay de hacer ofrendas?
 Obatalá contradijo a Orunmilá...
El se negó a escuchar y no hizo las ofrendas...
Todos los demás imalés fueron a consultar a Orunmilá; él eligió para cada uno una ofrenda determinada.
Olofin - Odudua es el que mas se reflejaba, es una especia de Obatalá pero, no tiene reputación ni posición comparable con la de Oxalá.
Orunmilá, responde: - si tu fueras capaz< de hacer una ofrenda como la que te voy a indicar, el mundo que crearás, será tuyo!
- Allá, tú serás el jefe!
Olofin preguntó cuál era la ofrenda.
Orunmilá le dijo que ofrenda cuatrocientas mil corrientes, una gallina que tenga cinco garras, una paloma, un camaleón, y también cuatrocientos mil buzios.
Olofin - Odudua presentó la ofrenda completa.

Llegó el día de la creación del mundo.
Obatalá, llamó a todos los imalés. Comenzaron a caminar y se fueron.
En la entrada, llegaron a la frontera del más allá.
Exú es el guardián (onibode)  de esa frontera, es el mensajero de los dioses.
Obatalá, se rehusó a hacer una ofrenda en ese lugar para que el viaje sea feliz.
Exú, apunta una calabacita mágica en dirección a Obatalá y la sed, comienza a atormentarlo...
El ve un dendezeiro, agita su cayado de estaño (opaxoró) y se sirve de él para perforar el tronco de la palmera.
El vino, corre copiosamente. Oxalá se aproxima y bebe a voluntad... Está plenamente satisfecho, pero totalmente ebrio.
No sabe en que lugar está ni lo que hace.
El sueño lo vence y allí se queda, junto a la entrada profundamente dormido y roncando.
Todos los otros imalés, se sientan a su lado, respetuosamente, sin ánimo de despertarlo.
De pronto, Olofin - Odudua se levanta y carga sobre su espalda el saco de la creación caído al lado de Obatalá.
Regresó al lado de Olodumaré y le dijo:
- La persona que hiciste nuestro jefe, aquél al que le diste el poder de crear, bebe mucho vino de dendé. El perdió el saco de la creación!
- Yo lo encontré y lo traje de vuelta.
Olodumaré respondió:
- Ah! si así fue, tú que encontraste el saco de la creación, tómalo y vé a crear el mundo!
Entonces Olofin - Odudua, volvió con los imalés reunidos. Tomó las cuatrocientas mil corrientes y aún más, las amarró a una estaca.
Desciende al final de la última corriente y  ve una substancia marrón, extraña, que forma un montículo sobre el agua, es Tierra!
La gallina de cinco garras, se posó sobre el montículo, escarbó la tierra y la desparrama  sobre las aguas.
La tierra se forma y se va alargando cada vez más y Odudua grita: Ilé nfé! (la tierra se expande) que viene a ser el nombre de la ciudad Santa Ilé Ifé.
Olofin, coloca el camaleón de ofrenda sobre la tierra, que camina con pasos cautelosos sobre ella.
Odudua, desciende solo porque está atado a la punta de la corriente. La tierra resiste y el camina.
Su mirada no puede alcanzar los límites, todos los otros imalés, también están más allá.
Odudua, los invita a que desciendan a la tierra; solo algunos lo siguen. Los demás, permanecen junto a Oxalá, que sigue adormecido. Por fin se despierta y se da cuenta de que el saco le fue robado.
- Ah! quién osó robármelo?
Los dioses que permanecieron fieles, le dijeron:
- Fue Odudua quien se apoderó del saco de la creación!
El, se dio cuenta de lo que había pasado. Encolerizado regresó junto a Olodumaré, para quejarse por el robo que había sufrido.
Olodumaré le preguntó: - Qué hiciste para quedarte así dormido?
Las personas en esa época, no mentían jamás.
Obatalá, respondió con sinceridad: - Vi una palmera de dendé, agujereé su tronco con mi opaxoró.  De la palmera comenzó a salir agua, bebí y así me quedé dormido.
- Ah! nunca más, nunca más, bebas de ese agua! Lo que hiciste fue muy grave!
Por esa razón el vino de dendé está prohibido para Oxalá y sus descendientes.
Olodumaré declaró: - No habiendo creado la tierra, tu crearás a todos los seres vivos: hombres, animales, pájaros y arboles.

Textos: Pierre Fatumbi Verger
Dibujo blanco y negro: Carybé

Un pueblo que preserva su cultura