Orixás

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lunes, 16 de mayo de 2011

IBEYIS

Catolizados San Cosme y San Damián son hijos de Oyá y Changó.


Dos Ibeyis hembras, Santa Rufina y Santa Justa

Los Ibeyis (Jimaguas). Catolizados San Cosme y San Damián son hijos de Oyá y Changó.

Dos Ibeyis hembras, Santa Rufina y Santa Justa.

Los Ibeyis son aliados de Changó que los quiere con delirio.

Taewo y Kainde son Orishas menores, jimaguas, varón y hembra, hijos de Changó y Ochún aunque criados por Yemaya.

Juguetones, golosos y traviesos gozan del cariño paternal de todos los Orishas. Se les considera patrones de todos los niños. Viven en la Palma.

Otros nombres Araba y Aina (masc. y fem.).

Talabí y Salakó Gemelos femeninas; Ayuaba y Alba; Olorí y Oroína.

Son patrones de barberos y cirujanos.

En el Diloggún hablan en Eyioko(2) y en todas las combinaciones Melli. Su día es el Domingo.

ATRIBUTOS Dos muñequitos tallados en madera, sentados sobre dos pequeños taburetes unidos por un cordel. El varón con un collar de Changó y la hembra con uno de Yemaya.
Cada tinajita lleva cuatro piedrecitas y conchitas de la orilla del mar. Las piedras del macho son alargadas(forma de pene) y las de la hembra redondas (en forma de vulva).

HERRAMIENTAS Dos acheré (sonajas), dos tamborcitos, juegos de campanillas, güiras pintadas con cruces o con pares de rayos con el fondo blanco.

ANIMALES : Pollo y palomas

COMIDAS : Todo tipo de frutas, arroz amarillo, rositas de maíz.

Pataki de los Ibeyis

A los mellizos les gusta estar divirtiéndose siempre.
No es por gusto que son hijos de Changó y Ochún.
Durante cierto tiempo les dio por tocar unos tamborcitos mágicos que les había regalado Yemayá, su madre adoptiva.
Por entonces,  el Diablo puso trampas en todos los caminos y comenzó a comerse a todos los humanos que caían en ellas. Ni hombres ni mujeres, ni viejos ni niños, se escapaban de su voracidad. Entonces los Ibeyis se pusieron de acuerdo y Taewo agarró por uno de aquellos caminos, mientras Kainde lo seguia oculto en la espesura.
Taewo iba tocando su tamborcito con tanto gusto que el Diablo se quedó embelesado, le advirtió para que no fuera a caer en la trampa y se puso a bailar. Cuando Taewo se cansó, Kainde salió del bosque y ocupó su lugar. Porque el problema era que aunque el Diablo estaba muy cansado, no podía dejar de bailar mientras los tamborcitos mágicos estuvieran sonando.
Cuando estubo agotado, los lbeyis le hicieron jurar que retiraría todas las trampas.
Así fue como los lbeyis salvaron a los hombres y ganaron fama de poderosos, porque ningún otro orisha ha podido ganarle una pelea al Diablo.

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Un pueblo que preserva su cultura