Inmersa en un desierto desconocido, donde se enfrento a guerreros y seres extraños, quedando muy dolorida y con heridas , Oya decidió descansar en un claro, donde fue interrogada por un extraño anciano , mientras se recuperaba de las lesiones y se alimentaba de frutas pequeñas que estaban en las ramas más altas de los arboles . El anciano le pidió un poco de fruta, porque se encontraba muerto de hambre. Había muy poca fruta en el árbol, ya que era viejo y pequeño y curvo, lo que significa que las condiciones de proporcionárselas eran escasas. Sin embargo, Oya compartió con él lo poco que había, de repente , se rompió la noche que estaba muy oscura transformándose en una hermosa puesta de sol , gracias a la amabilidad de Oya, este anciano le sano las heridas y pudo alimentarse de frutas extraídas de árboles frutales que estaban ahora por todos los lugares . Y más aún los pequeños frutos rojos que compartían, el anciano los quintuplicó cinco veces su tamaño.
Recién ahora allí había nacido, la manzana. El viejo no era más que un caso extraño de una manifestación de Olorun Señor del Infinito. Emocionada Oya , lloró y se convirtió en Yansa seguidamente fue a Bariba, derrotando a los enemigos, tomó el amuleto y se lo presentó a su marido Xango , que incluso le dio las gracias. Al llevar este amuleto alrededor del cuello, le dio el poder de escupir fuego cada vez que quería.
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